Otro tipo de consejos para mejorar nuestra capacidad de recordar son los que ofrecen virtuosos como Joshua Foer, campeón mundial de memoria. Las estrambóticas reglas mnemotécnicas que emplea pueden impresionar a un auditorio, pero no dejan de ser 'trucos de circo' difíciles de aplicar a la vida cotidiana. La actividad cognitiva que hay que poner en marcha, coinciden los expertos, es tan costosa que en la vida diaria se haría insufrible. «Este tipo de trucos y el entrenamiento cerebral pueden ayudar -asegura José María Delgado-, pero para aprender matemáticas o ingeniería hay que poner los codos encima de la mesa. Por ahora no existe la ciencia infusa».«Todo hombre puede ser escultor de su propio cerebro», dijo Ramón y Cajal. Y, efectivamente, elegir unas actividades sobre otras moldea nuestras conexiones nerviosas y nos hace más hábiles en uno u otro terreno. Incluso nuestra forma de comer. En 2009, el investigador de la Universidad de Oxford, Andrew Murray, mostró que aquellas ratas a las que daba 'comida basura' perdían capacidades cognitivas. En enero de 2011 repitió el experimento con humanos y descubrió que las dietas ricas en grasas perjudicaban la atención y la memoria. En la Universidad de Illinois, Arthur Kramer, ha demostrado que caminar 40 minutos tres veces a la semana hace crecer el hipocampo y, por tanto, mejora la memoria. Al final, la batalla para no perder la memoria empieza por un gesto tan sencillo como dar un paseo o leer un buen libro.
Fuente: XLSemanal, nº 1283.
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